¡Llueve! Las precipitaciones, aún en el invierno, son tan escasas en Israel que aquí siguen siendo noticia. Cada vez que cae una gota de lluvia, el país se revoluciona. Sin embargo, esta vez los paraguas han trabajado como nunca.
Los inviernos recientes habían sido leves y secos pero desde que terminó el verano, los israelíes han sido testigos de una cantidad inusualmente abrumadora de lluvias que ha dejado su huella en las calles, ríos y cascadas de todo el país.
Los datos son elocuentes: según la Autoridad del Agua de Israel, las precipitaciones entre septiembre y febrero aumentaron un 130 por ciento con respecto al promedio anual para esta época del año.


A pesar de la incomodidad -personificada en el caos en el tránsito-, estas lluvias exageradas fueron más que bienvenidas: en los últimos cinco años, todos los inviernos habían registrado precipitaciones inferiores a la media. Y una tierra seca como la de esta zona siempre lo siente.
Este fenómeno pluvial provocó que, por ejemplo, el nivel del agua del Mar de Galilea (también conocido como Lago Kineret) aumente nada menos que 71 centímetros durante febrero.


Pero aún no es suficiente: el lago todavía necesita otros 4,05 metros para llenarse de forma total. Por su parte, el Mar Muerto -cada vez más pequeño- perdió otros siete centímetros durante el mismo mes.


La gran cantidad de lluvia también provocó algunas escenas impresionantes, producidas por ríos y cascadas desbordados.
Además, en muchas ciudades la lluvia provocó inundaciones, lo que devino en la intervención de equipos de rescate para liberar a los conductores atrapados en algunas calles y carreteras que, como se ve en la foto, terminaron convertidas en ríos.


Aun así, seguramente veamos estas fotos con asombro y añoranza cuando el sol abrasador del Mediterráneo vuelva a golpear con fuerza en el verano. Por ahora, y mientras tanto, ¡a disfrutar la primavera!

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